BANDERA E HIMNO DEL MUNICIPIO GIRARDOT

Convocados a concurso que le hiciera la Alcaldía del Municipio Girardot, los aragüeños respondieron con numerosas propuestas, que ocuparon a un Jura­do conformado por conocedores de la historia, la poe­sía, la música y las artes plásticas de nuestra tierra; estrenando Maracay el 5 de marzo del 2001, su Ban­dera y su Himno.

La Letra del Himno fue compuesta por Juan Félix Delgado Mendoza y la Música por Ornar Ugarte, com­plemento perfecto de un texto de fácil comprensión, que loa el valor histórico de Girardot; pero también al verde florido de nuestro municipio, el particular nacimiento de Maracay la pujanza de su gente. El azul marino de Choroní, su carácter sencillo y melodioso que nos invita a la memoria de nuestros valores y ala difusión de los mismos a través del canto, motivo fun­damental de su existencia.

La Bandera fue diseñada por Francisco Martínez Chacón. Está compuesta por cinco franjas de tama­ña y color diversos: las de color verde simbolizan la esperanza, constancia, intrepidez y amistad como virtud y cualidad de los habitantes del municipio, así como el verdor de la Ciudad Jardín de la montaña a cuyo pie ésta se acienta.

Las franjas blancas repre­sentan la fe, pureza e integridad, valores que alcan­zan expresión eminente en la Madre María de San José, nativa de Choroní. La tercera franja es la azul añil, dolor de la justicia, piedad y lealtad, pero tam­bién del claro cielo del municipio y las aguas mari­nas, fluviales y lacustre que bañan su suelo.

Hacia el centro luce el escudo del municipio, con campos de oro, azul y rojo vivo, y las figuras del guerrero, del cacao y el jaguar. En una cinta sobre el jefe, la pala­bra Maracay hace referencia al origen del nombre de la ciudad.

Otra cinta, bajo el cuartel de campaña, señala tres fechas significativas para Maracay: el 22 de enero de 1814 el Libertador la erige en ciudad; el 12 de marzo de 1917 un decreto del Ejecutivo la tor­na capital de Aragua; el 5 de marzo de 1701, elevada a Vice feligresía Eclesiástica por el Obispo de Cara­cas y de Venezuela, monseñor Diego de Baños y Sotomayor, hecho que oficializa su existencia.